no imagines, HAZLO! prueba de todo, nunca digas nunca:)
lunes, 27 de febrero de 2012
“Diario de un preso” 14 Febrero
Hoy, al igual que todos los días, pienso
en ella; como cada noche,
soñando que me encuentro arropado en sus brazos, pero es solo un
sueño..La realidad es diferente. Celebro San Valentín solo, entre cuatro
paredes. Y la echo de menos, echo de menos sentirla, ser
feliz junto a ella; celebrar este día unidos. Pero no me lo permiten. Un error en mi
vida que lo ha cambiado todo. Y me arrepiento, porque gracias a ese error estoy
separado de ella, estoy lejos de lo que más he querido en esta
vida. Pero ella me esperará, estoy seguro. Tengo una pequeña esperanza de que
un día saldré de aquí y podré celebrar este día junto a mi deseada
y ansiada LIBERTAD
¿La literatura nos hace mejores?
Cuando
escuchas una canción, la mayoría de veces te gusta su letra por su significado,
porque son
experiencias que
otros han vivido o que incluso tú has vivido.
Lo mismo,
ocurre con la literatura. Por mucho que leas no
se es mejor persona,
pero es un factor que ayuda a conocerse a si mismo y a los demás; transmite sentimientos, formas de pensar, de actuar, etc. Muchas de las frases de un libro o de un poema
marcan experiencias en la vida, momentos puntuales de una persona.
Todos
comenzamos confiando
en el lobo, le echamos
imaginación a la vida como Edmundo en su libro de la imaginación, vivimos cada día como si fuera el último junto a el lobo, como lo hace
Walt Whitman, nos llevamos esa decepción como caperucita; sentimos amor, rabia y soledad, como cualquier canción
de la oreja de Van
gogh; creemos que el
lobo tendrá su merecido porque una vez leimos que el tiempo pone a cada uno en su lugar; y seguimos buscando el amor;
porque gracias a Paulo Coelho, aprendemos que no se debe juzgar al amor por el sufrimiento del
pasado.
De esta
manera, la literatura te da ese pequeño empujón para comprender tu situación o
la de otras. Conoces tu personalidad y aprendes a actuar mediante esas frases grabadas una y otra vez en la cabeza.
!!
Un hombre, va al casino para gastarse todo el dinero que
tiene, después de una dura semana.
Al parecer, es su día de suerte, porque comienza la noche
conociendo a una preciosa chica que lo conduce a una mesa para que juegue. El
hombre, se deja llevar por la belleza de esta y lanza los dados.
Durante un segundo, se para el tiempo; y por su mente
recorren imágenes de toda su vida: Sus primeros recuerdos en la escuela, ese
día especial en el que ganaron una copa, su primera novia, la decepción que se
llevó al repetir curso, el día de su graduación, esa noche loca que pasó junto
a sus amigos, el día de su boda y por último, una imagen de su mujer. Ese
segundo se detiene, y su mente vuelve a el lugar donde estaba, al casino.
Escucha gritos en la sala:
-¡Ha ganado un millón!
-¡Ha ganado un millón!
El hombre mira a la mujer y ve a otra persona completamente
diferente, no era la preciosa chica de la entrada, es decir, no era su mujer.
En ese momento, no siente que haya ganado un millón de dólares,
sino que ha perdido un millón de sonrisas, que ha perdido a su mujer.
Al día siguiente, la mujer del casino va a casa del hombre y
se lo encuentra muerto. Junto a él, una nota en la que ponía: No dejaré de
luchar por ese amor, no importa que todas las batallas las pierda y vaya
perdiendo partes de mi corazón; lucharé por ese amor hasta el final; porque el
verdadero amor no tiene final feliz, simplemente no tiene final.
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